Las unidades de estado sólido (SSDs) se han vuelto cada vez más populares en sistemas empotrados y específicamente diseñados debido a su confiabilidad, alto rendimiento y bajo nivel de precios en este momento debido a la amplia adopción de SSDs que se ha producido en los últimos años. Muchos de los sistemas integrados de hoy en día están haciendo uso de factores de forma de almacenamiento tradicionales incluyendo 2.5", M.2 y mSATA. Un beneficio importante del uso de SSDs para aplicaciones integradas es un aumento en la confiabilidad global mediante la eliminación del sistema de las unidades de disco duro mecánicas (HDDs), que son menos confiables. Los sistemas empotrados son a menudo integrados en entornos que hacen difícil y costoso el brindarles servicio si se produce una falla. Además, las SSDs son más deseables que los discos duros en aplicaciones empotradas, porque las SSDs son más duraderas y capaces de funcionar en las condiciones climáticas más extremas en las que a menudo se instalan este tipo de sistemas.
Las aplicaciones de sistemas empotrados y las cargas de trabajo a las que son sometidas las SSDs pueden variar mucho. Una típica aplicación empotrada incluye un sistema operativo (SO) de huella pequeña, una aplicación de software y alguna forma de recolección de datos. En muchas aplicaciones los datos que están siendo recogidos sólo se almacenan temporalmente durante un corto período y luego son subidos a un servidor centralizado para el almacenamiento de datos. Algunas aplicaciones, sin embargo, pueden resultar extremas con el ciclo de trabajo del sistema, requiriendo que los datos sean escritos en la modalidad 24/7/365, lo que podría afectar la vida útil de la SSD. Las condiciones ambientales son también un factor. Siempre resulta mejor seguir las recomendaciones del fabricante en cuanto a la temperatura, la altitud y la humedad para el funcionamiento de la SSD. El funcionamiento de una SSD o cualquier medio de almacenamiento fuera de los rangos ambientales recomendados puede afectar la vida útil del dispositivo y llevar potencialmente a la pérdida no deseada de datos.
Los fabricantes de SSD como Kingston Technology, han puesto disponibles una serie de atributos de salud del SSD a través del sistema de monitoreo SMART integrado en el SSD para informar sobre varios indicadores de confiabilidad. Mediante el uso de herramientas de software SMART ampliamente disponibles, los diseñadores de sistemas pueden evaluar sus cargas de trabajo para determinar la cantidad de datos que la aplicación está escribiendo en el SSD y, lo que es más importante, comprender el factor de amplificación de escritura (WAF), que es clave para evaluar la vida útil de la unidad. Todos los dispositivos de almacenamiento flash poseen un WAF, debido a la forma en la cual son escritos los datos en el medio de almacenamiento. Poniéndolo en términos sencillos, el WAF es la diferencia entre la cantidad de datos que se envía desde el huésped y la cantidad de datos que son escritos en la SSD.
Todas las SSDs de Kingston son sometidas a un procedimiento interno de calificación a fondo en cuanto a compatibilidad y rendimiento antes del lanzamiento del producto. Sin embargo, en el caso de los sistemas integrados y las computadoras específicamente diseñadas, Kingston recomienda probar una SSD en la plataforma real e la que se utilizará para garantizar la compatibilidad y la funcionalidad básicas. Kingston también recomienda el uso de herramientas de monitoreo SMART que están disponibles si no se encuentra seguro de la carga de trabajo de escritura para un caso de uso específico.