Cámaras de seguridad. Son estáticas, giratorias; cuelgan del techo, se apoyan en estanterías; ocultas, visibles; en interiores y en exteriores. Tanto en casa como en el lugar de trabajo, las cámaras de seguridad son parte del mundo en que vivimos. Independientemente de cómo o dónde se utilicen, ven y captan cosas que posiblemente no veamos, pero que, de todos modos, agradecemos.
Dentro de estas cámaras de seguridad, la tarjeta de memoria es un elemento tecnológico fundamental que nos permite ver qué vio y filmó la cámara. Después de todo, captamos imágenes que podrían resultar muy necesarias y útiles llegado el momento. Por ello, es importante asegurarse de que las imágenes sean nítidas y claras.
¿Cómo es posible saber que estamos comprando una tarjeta de memoria adecuada para nuestras necesidades y para obtener imágenes de calidad? Hemos hecho los deberes y evaluado una serie de características vitales —como la capacidad, velocidad y durabilidad— de las tarjetas que nos han interesado. Y, seguidamente, elegimos una marca de confianza.
Capacidad
Como se suele decir: lea el manual del usuario. Posiblemente encontrará allí algunas perlas de información en las recomendaciones del fabricante del modelo específico.
Seguidamente: ¿cómo va a utilizarse la cámara? ¿Filmará continuamente, o solamente después de detectar movimiento? El uso continuo requiere una tarjeta de alta capacidad y resistente; si solo se activa tras detectar movimiento, no tanto.
Seguidamente, consideraremos la resolución de la cámara. Los vídeos de alta resolución (1080p o 4k) requieren más espacio de almacenamiento.
Y suficiente. No obstante, en función de cómo se use la tarjeta, las opciones prácticas van desde 32 GB hasta 512 GB.