Ahora que la escasez de GPU está menguando, nunca antes había sido tan fácil para los jugadores conseguir una máquina de calidad. Ahora, el único problema consiste en elegir el portátil para juegos adecuado para tus necesidades. Los dispositivos se ofrecen en todo tipo de formas y tamaños. La pregunta es si pueden hacer frente a las máquinas de los rivales. Los usuarios suelen preferir los ordenadores de sobremesa, ya que ofrecen más opciones de actualización del hardware y de implementar mejoras para prolongar su vida útil o reforzar el rendimiento más allá de las especificaciones. No obstante, los ordenadores de sobremesa son equipos voluminosos que hay que conectar a un monitor, a un teclado y a otros periféricos, y que permiten jugar solamente donde estén instalados.
Si lo que se pretende es un hardware de alto nivel y la posibilidad de jugar dondequiera que estemos, el portátil es la opción ideal. Aunque comprar un portátil podría parecer tarea fácil, antes de pulsar el botón Comprar hay bastantes cosas que considerar aparte de la duración de la batería.
Pantalla
Si el principal lugar de juego es nuestra propia casa, los usuarios suelen tener un monitor adicional para jugar. Pero si estamos lejos del monitor externo (o si no tenemos ninguno), disponer de una buena pantalla de portátil es esencial. Las dimensiones habituales de las pantallas son 13, 15 y 17 pulgadas. Si eligiésemos una pantalla mayor, el portátil se tornaría menos... portátil. Sin embargo, cuanto más grande mejor, ¿no?
Una vez que hayamos decidido el tamaño de la pantalla, otro aspecto importante es la resolución, o el número de píxeles que aparecen en la pantalla. En todos los casos, cuanto mayor sea la resolución, más nítida será la imagen. Los portátiles más nuevos disponen de pantallas de 1440p/4K, que han dejado obsoletos a los modelos de 1080p.
Si pensabas que con esto era suficiente... pues no. Otro importante factor a considerar a la hora de elegir una pantalla de portátil es la velocidad de actualización. La velocidad de actualización significa cuántas veces por segundo puede la pantalla presentar una nueva imagen, y se mide en hercios (Hz). Cada hercio equivale a una imagen. Para poner esto en perspectiva, una pantalla de 100 Hz presentará 100 imágenes cada segundo. También en el caso de la velocidad de actualización: cuanto más, mejor. Para jugar sin transiciones bruscas recomendamos al menos 144 Hz.
Aunque contar con una pantalla de alto rendimiento suena perfecto, es solamente la punta del iceberg. Para conseguir un rendimiento óptimo de la pantalla, también son necesarias una CPU y una GPU de elevadas prestaciones.