Los factores más importantes para elegir una tarjeta de memoria son la velocidad, la capacidad y el tipo de dispositivo en que quiera utilizarla. Lo ideal es contar con una amplia capacidad a un precio asequible, aunque también es importante que tenga una velocidad de escritura lo bastante elevada como para capturar todo el contenido sin errores. En función de sus necesidades y del uso que vaya a darle, conviene elegir la tarjeta de memoria de formato correcto.
Megabits y megabytes
El primer aspecto susceptible de causar confusión es la diferencia entre megabits y megabytes. MB/s significa megabytes por segundo, y Mb/s significa megabits por segundo. En ocasiones también se escriben como “MBps” y “Mbps”, como si la diferencia entre ambos no fuese ya lo bastante confusa.
Para explicarlo de manera clara: olvídese de “mega” y céntrese en bits y bytes. 1 byte consta de 8 bits. Así, 1 MB/s = 8 Mb/s. Esto es importante, porque algunos fabricantes de cámaras indican la velocidad de datos de sus cámaras en megabits, en lugar de megabytes.
Por ejemplo, las cámaras sin espejo a7S III de Sony tienen una velocidad de datos de vídeo 4K de 600 megabits por segundo (Mb/s). Si busca una tarjeta SD para utilizar con una a7S III, podría pensar que todo lo que necesita es una tarjeta de memoria con una velocidad de escritura continua de 600 megabytes por segundo (MB/s) cuando, en realidad, la velocidad de vídeo hace referencia a la velocidad en bits, y no en bytes.
Para determinar cuál es la velocidad de datos de vídeo en megabytes hace falta un sencillo ejercicio de aritmética para calcular la conversión de bits a bytes. Dado que 1 byte equivale a 8 bits, tomemos el número de bits y dividámoslo entre 8: 600 dividido en 8 es igual a 75; luego, 600 Mb/s es realmente 75 MB/s, bastante más lento de lo que inicialmente pensamos. Al final, necesitaríamos una tarjeta SD capaz de sostener una velocidad de escritura mínima de 90 MB/s.