
Equipos electrónicos. Sin ninguna duda, se han convertido en una absoluta necesidad en esta era digital. Son una parte importantísima de nuestras vidas, desde el momento en que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir. Los tenemos en nuestros hogares, aulas, espacios de trabajo y vehículos. Están presentes dondequiera que vayamos: de compras, comiendo o bebiendo; y donde trabajamos, jugamos y vivimos. Es posible que en este mismo instante tenga uno en la mano. Son ubicuos. Son nuestras líneas vitales.
Son los aparatitos que han permitido el crecimiento de nuestras vidas. Desde los ordenadores hasta los equipos electrónicos de consumo, como televisores, teléfonos inteligentes, consolas de juegos, tabletas, monitores, cámaras digitales e incluso ponibles.
Pero, ¿qué pasa cuando nos cansamos de ellos? ¿Cuando no nos resultan útiles? En lugar de dejarlos acumular polvo en un trastero o dentro de un cajón, ¿cuál es la mejor manera de retirar estos dispositivos?