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Pregunte a un expertoEl mundo de la multimedia y el entretenimiento (M&E) ha cambiado más rápido que muchos sectores. En gran parte, esto se debe a la revolución de la difusión. Desde los métodos de producción hasta la codificación, digitalización y transmisión, la demanda de tecnologías más innovadoras nunca antes había sido tan grande.
Pero a la hora de crear experiencias multimedia y de entretenimiento atractivas y cautivadoras para el consumidor, existen diversos factores que los creadores y distribuidores de vídeo deben abordar en lo que respecta a las arquitecturas técnicas para producción y distribución.
Tanto a la hora de producir telecomedias, largometrajes o los últimos éxitos de taquilla, los entornos de producción deben ser plasmados con la más alta calidad posible para llevar contenidos de gran nitidez a nuestras pantallas. Netflix, por ejemplo, exige que todos los contenidos les sean entregados en 4K para los archivos maestros. Además, para que los flujos de trabajo sean admitidos por Netflix, es necesario filmar a una resolución superior a 4K. Pasar de 4K a 8K implica cuadruplicar los datos de cada cuadro, y con formatos como HDR y profundidad cromática dinámica, los archivos acaban siendo todavía más voluminosos.
Al igual que en la filmación cinematográfica, en la que estamos limitados a cualesquiera cuadros por segundo que la cámara pueda cargar a través del obturador, la filmación digital en formato RAW no puede tener los cuadros entorpecidos por la velocidad a la que los datos pueden escribirse en los discos duros. Por ejemplo, una cámara con un sensor de 8192 x 4608 (relación de aspecto de 16:9) genera unos 136 gigapíxeles por minuto filmando a 60 cps. Si cada muestra es de 16 bits, el resultado son 272 GB/min de datos no comprimidos que tienen que almacenarse, o 4,5 GB/s.
Pero, además de filmarse, las escenas tienen que ser transferidas rápidamente a montajistas y productores para que revisen las “diarias” y determinen si es necesario volver a repetir alguna toma. Cuanto más tiempo se tarde en transferir datos desde una cámara o dispositivo de almacenamiento conectado a otro, menos eficiente será la producción. Pueden desperdiciarse largas horas, con los equipos técnicos y talentos sentados ociosos mientras se transfieren los datos. Para evitarlo, el metraje tiene que descargarse rápidamente a las salas de montaje y plataformas de revisión, y entregados a otros departamentos, casi en tándem.
A su vez, esto requiere unidades de alta capacidad y de velocidad ultrarrápida para que no se produzcan cuellos de botella al transferir datos desde las cámaras a los montajistas. Una solución todavía más eficiente: servidores de recursos compartidos mediante los cuales los diversos departamentos pueden editar el metraje en colaboración.
Durante años, las productoras han utilizado HDD (discos duros) baratos, pero con la cantidad de datos creados por las cámaras modernas y los requisitos de flujos de trabajo de distribución, están adoptando unidades NVMe U.2 y M.2 para sacar partido de las rápidas velocidades de transferencia y de las mejoras informáticas.
Si una persona de California quería visionar un vídeo almacenado en un centro de datos de Virginia, tenía que descargarlo a través de una red de largo recorrido. Pero si 100, o incluso 1000, personas de todo el mundo querían visionar el mismo vídeo, se produciría una congestión de la red y el visionado resultaría muy lento.
Para evitar la latencia y los cuellos de botella de las redes, cada vez más servicios de difusión utilizan las Redes de distribución de contenidos (CDN, por sus siglas en inglés) para distribuir sus contenidos en todo el mundo. El concepto está basado en los antiguos principios de habilitar sitios web para cargar más rápidamente contenidos como fotos, textos y anuncios. No obstante, en los últimos años ha evolucionado para incluir la difusión de vídeos, audio y contenidos multimedia dinámicos.
Las CDN tienen que resolver el reto de no solamente distribuir los contenidos, sino también de hacerlo de una manera que no restrinja la anchura de banda. Para ello, la mayoría de las CDN aprovechan un principio de difusión de Velocidad de bits adaptable (ABR, por sus siglas en inglés), que distribuye múltiples resoluciones y ajusta la reproducción en función de las condiciones de red actuales del dispositivo del usuario. Si desea visionar un vídeo 4K pero se ha producido una congestión en la red, el reproductor podrá solicitar temporalmente un contenido de menor resolución, para que no tenga que esperar pausas mientras el contenido se carga.
ABR es excelente para la reproducción, aunque supone un esfuerzo para el almacenamiento en CDN, ya que cada reproducción cuadruplica el volumen de datos para la siguiente versión (480 p a 720 p), e incluso mayores con gamas cromáticas dinámicas, como HDR. En consecuencia, muchas CDN estructuran sus centros de datos con discos SSD NVMe de alta capacidad, que también se caracterizan por una latencia extremadamente baja para el acceso de lectura, y sofisticados mecanismos de almacenamiento en caché para posibilitar todas las reproducciones ABR simultáneamente.
Para recortar todavía más la latencia para reproducción y almacenamiento en búfer, las CDN están invirtiendo en más informática periférica, con el objeto de guardar los contenidos en servidores que estén físicamente más próximos al usuario. Esto requiere duplicar los contenidos en todo el mundo, con unidades RAID virtuales y almacenamiento de copia de seguridad que aseguren la redundancia. La mayoría de estos nodos informáticos periféricos seguirán también las mismas estrategias de almacenamiento en caché para la reproducción de ABR, aunque también manteniendo a las propias aplicaciones en funcionamiento en memoria para un rápido acceso a los archivos y la reducción del tiempo hasta el primer cuadro. Esto requiere maximizar la RAM y configurar las cachés de NVMe en todo el centro de datos.
La popularidad de la transmisión de servicios multimedia y de entretenimiento se ha disparado, por lo que no es de sorprender que el sector esté adoptando las más innovadoras tecnologías para atender a la demanda de los consumidores. Desde discos SSD NVMe de alta capacidad hasta mayores asignaciones a las RAM, multimedia y entretenimiento está impulsando en gran medida el desarrollo de tecnologías de baja latencia capaces de plasmar, crear y distribuir vídeos y aplicaciones de la mayor calidad en todo el mundo.
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Elegir el disco SSD adecuado para su servidor es importante, ya que estos dispositivos están optimizados para funcionar a un nivel de latencia previsible, en tanto que los discos SSD de cliente (sobremesa/portátil) no lo están. El resultado de esta diferencia es un mejor tiempo de actividad y menor retardo en las aplicaciones y servicios críticos.
Cameron Crandall, de Kingston, le ayudará a decidirse si debería o no migrar su almacenamiento de servidores a discos SSD NVMe.
Los SSD son todos iguales, ¿no? No, de ninguna manera. Y con mucha frecuencia se utilizan SSD clientes en aplicaciones para las cuales son más adecuados los SSD empresariales, que se desgastan demasiado precozmente debido a la intensidad de las cargas de trabajo. Además, los SSD deben probarse en entornos de trabajo reales antes de comprarlos en grandes cantidades.
Algunas empresas todavía utilizan discos SSD de cliente para procesar tareas de servidor de elevada intensidad para, a continuación, tirarlas y sustituirlas cuando no consiguen mantener el nivel de rendimiento requerido. Sepa por qué se trata de un caso de falsa economía, y por qué las unidades de nivel empresarial pueden incrementar la eficacia de la organización.