¿Alguna vez te has encontrado con palabras como IP55 o IPX8 al leer sobre las características de un producto electrónico, como un smartphone, un parlante o un dispositivo de almacenamiento? Pueden parecer una ecuación algebraica a la que le falta la mitad de la ecuación. Sin embargo, tienen un significado real y contienen detalles valiosos sobre el dispositivo.
Se denominan clasificaciones de protección contra el ingreso (IP, por sus siglas en inglés Ingress Protection), que muestran la capacidad del producto para resistir la intrusión de polvo y líquidos. Las clasificaciones de IP surgieron en 1976 debido a la horrible tendencia de los equipos eléctricos y electrónicos a deteriorarse o funcionar mal cuando el agua o el polvo entraban en ellos. La International Electrotechnical Commission (IEC o Comisión electrotécnica internacional), una organización mundial sin fines de lucro compuesta por 170 países, desarrolló las calificaciones, que todavía se utilizan ampliamente en toda la industria.
Además de calificar el potencial de intrusión de polvo y líquido, la norma (IEC 60529) también califica lo fácil que es para los usuarios acceder a las partes potencialmente peligrosas dentro de la carcasa del dispositivo. Se pueden clasificar equipos eléctricos con un voltaje máximo de 72.5 kV. La IEC ha determinado las pruebas que deben realizar los fabricantes para verificar si la carcasa de un dispositivo cumple con los requisitos de IP.
El objetivo de la IEC era crear un documento único que reuniera todos los requisitos relacionados con la protección de las carcasas de los dispositivos. Antes de la IEC, se usaban estándares separados para motores y dispositivos de conmutación de bajo voltaje y equipos de control.